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El Bebé Humano, un Ser Social

El bebé forma parte de la sociedad humana desde que nace. Los primeros afectos que recibe el mismo, se encuentran en la base de las futuras relaciones y vínculos sociales. Pero para ello, el bebé, debe de pasar por distintas fases y situaciones donde se ira creando poco a poco como ser social.

El vínculo madre-hijo, es el primer paso para relacionarse con los demás. Además, todo aquel que le responda a sus necesidades y cuidados, forma parte de las primeras relaciones con otras personas. Es por esto, que los cuidados que se le dan al bebé refuerzan los vínculos. La sincronicidad que se da entre la madre y el bebé, predice un buen vínculo, dotando al bebe de una vida social sana que le servirá también cuando crezca.

Encontramos en la base de un vínculo sano, el temor que presenta el bebé cuando se separa de su madre y en la tranquilidad que este presenta cuando su madre vuelve. Sin embargo, si ante la vuelta de la madre el bebé se evade o rechaza a la misma, nos encontramos ante un vínculo insano. La ansiedad de separación aparece hacia los 8 meses de edad, siendo su punto álgido entre los 10 y 18 meses.

Cuando los bebés confían en la persona de referencia (padre o madre) se da un buen vínculo sólido. Siendo cierto, que solamente acuden al consejo paterno cuando no están seguros de sus posibilidades. Asimismo, es muy importante el apoyo, los ánimos y la seguridad que aportan los padres pacientes a sus hijos a lo largo de toda su vida.

Por un lado, y para que el bebé tome conciencia de sí mismo, hecho que es necesario que su socialización sea sana y para participar en el entorno social, es muy importante el auto-reconocimiento. Los niños, toman dicha conciencia de sí mismos después de los 18 meses de edad; reconociéndose a sí mismos, teniendo conciencia de “ser social” en la mitad del segundo año de vida. Pero es importante tener en cuenta que esta autoconciencia no es extensible a las emociones.

Por otro lado, comprobamos que los bebés a los 9 meses ya saben distinguir el género masculino del femenino. Pero la edad media en la que comienzan a estereotipar y a adjudicar distintas acciones según el sexo al que se pertenezca, tiene lugar a los 20 meses aproximadamente.

En el juego, es donde mejor se observan los pasos evolutivos para hacerse un ser social. A los 14 meses aproximadamente el juego es simbólico, a los 24 el mismo se basa en la acción, y finalmente, es a los 36 meses cuando aparece el juego simbólico elaborado, es decir, incluyendo narración, sentimientos, y junto con esto el reconocimiento de las relaciones sociales.

Hacia los 3 años aproximadamente, ya han aprendido a compartir y negociar, pero además de depender la edad, también depende del carácter. Sucede lo mismo con el autocontrol emocional, que dependerá de la edad y la madurez de cada menor, aunque por norma general las niñas comienzan antes a auto-controlarse que los niños.

Los pequeños presentan una bondad innata, conectando con los adultos, trabajando con ellos en cooperación; siendo alrededor del segundo año de vida cuando el momento en el que son capaces de responder a la cooperación que se les pide y al igual que pedirla ellos mismos.

En resumen, aprender a relacionarse con otra persona, es el primer paso para poder convertirse en un ser social. Siendo hacia los tres años, el momento en el que es mucho más fácil participar en el círculo social que antes. Por lo que, el bebé primero se relaciona con las personas que primero se vincula al nacer, sus padres y cuidadores. Más tarde, con otro círculo de personas, normalmente de iguales, de las que acaba haciendo amigos; tras esto, el niño aprende a compartir con los demás y a respetar los turnos. Siendo ya capaz de colaborar y resolver conflictos; momento en el que ya entiende quien es el mismo y que puede formar parte de la sociedad y aportar muchas cosas a la misma.

Psicología Infantil École

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