Érase una vez una niña que quería ser profesora de mayor. Lo tenía muy claro desde bien pequeñita, incluso recogía las fichas que la profesora dejaba en la cajita de reciclaje para después enseñar a sus muñecos lo que había aprendido aquel día en clase.
Así empezó nuestro proyecto para constituir la Haur Eskola École, de la pura VOCACIÓN POR LA EDUCACIÓN. Educación que empieza incluso cuando damos las patadas más cariñosas que daremos nunca; si, esas que dábamos cuando estábamos ahí dentro. Que decir por tanto cuando salimos de estar 9 meses ahí encerrados. Desde ese mismo momento y aunque pueda parecer extraño el niño ya precisa educación; educación que se proporciona en todos los entornos en los que participa y porqué no ofrecerle uno más donde se le darán oportunidades de desarrollo de lo más enriquecedoras: la Haur Eskola.
Este espacio hasta hace bien poco ha sido percibido como un simple «guarda niños», pero poco a poco y por suerte, esta percepción está cambiando y se va acercando a la que tenemos aquellos que trabajamos con total vocación. Esa que mira a esta etapa con respeto por su total importancia, ya que las necesidades que tiene un niño en edades comprendidas entre 0 y 3 van mucho más allá de darle de comer, cambiarle el pañal o acunarle. Y ese va a ser nuestro mayor objetivo: sacarle jugo y desarrollar todo lo que nuestros pequeños llevan dentro.
Es por todo esto, que no podemos ofrecer nuestra Haur Eskola como un servicio que permite, únicamente, conciliar la vida personal y laboral de los padres y madres, sino como un servicio NECESARIO para nuestros pequeños y al que, hasta ahora, no se le ha dado el valor que merece.