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10 abril 2016
Dentro del reino animal, los seres humanos somos los que más tardamos en madurar. Nacemos sabiendo pensar, razonar y aprender de nosotros mismos. Cómo avancen estas funciones facilitaran la manera de gestionarlas y llevaran a la adecuada maduración de cada uno de nosotros.
El primer conocimiento que tiene el bebé cuando llega al mundo, es la inmediatez de los sentidos. Es decir, dan la respuesta adecuada al estímulo presentado; siendo el rostro humano al que más responde, y del cual únicamente observa un contraste de luces claras y sombras.
Gracias a las zonas superiores del cerebro humano en sus primeros meses de vida, preparan al bebé para pensar y razonar, dotándolo así de ser el único ser vivo con estas capacidades. Asimismo, a lo largo de los primeras semanas de vida, se van creando en el cerebro humano nuevas rutas neuronales que permitirán que las distintas capacidades del pequeño vayan desarrollándose poco a poco más.
Al nacer únicamente diferenciaba imágenes, sonidos y olores; alrededor de los 2 meses de edad, el bebé, ya es capaz de relacionarlas entre sí, su mente se esfuerza por conocer e ir descifrando el mundo que le rodea.
Hacia los 2’5/3 meses aproximadamente, ya entienden la permanencia de objeto: saben que las cosas existen aunque no las vean, y continúan existiendo en el espacio y el tiempo. Este aprendizaje lo han adquirido gracias a sus propias observaciones y experiencias; se fijan en cómo se comporta el objeto, cual es su tamaño y su forma, entre otras características. Junto con esto, es importante destacar que a esta edad si no reciben estímulos nuevos, pierden la atención y se aburren; por lo que necesitan nuevos estímulos atractivos para aprender y seguir explorando el mundo.
Ante la presencia de un objeto que más tarde permanecerá oculto; primero tienen que aprender a mantener la imagen del mismo en la cabeza mientras el objeto desaparece. Después, planifican en su mente que deben hacer para poder descubrir el objeto oculto; y finalmente, ponen en práctica la habilidad para poder alcanzar y por fin conseguir dicho objeto. Los niños son capaces de encontrar un objeto y recuperarlo, realizando dicha secuencia de acciones y pensamientos hacia los 9 meses de edad aproximadamente.
En cuanto a las leyes físicas, no aprenden todas a la vez. A medida que le niño va descubriendo el mundo físico va formando diferentes categorías (Por ejemplo: debajo, detrás, dentro, etc.), las cuales las irá aprendiendo de una en una. Al principio, las observa detenidamente para después poder experimentar con ellas y así adquirir nuevos conocimientos en relación a las mismas; como cuando las cosas se caen al suelo o cuando se llena un bote de agua y se vacía. Aunque no son capaces de unir dos leyes de este tipo a la vez, esto no significa que no las entiendan por separado.
En relación a la los números, los niños presentan una capacidad innata para entenderlos. Cuando tienen pocos meses, no saben contar pero si saben diferenciar si están presentes aita y ama (2), si sólo está presente ama o aita (1) y si no está presente ninguno de los dos (0); por lo que conocen que dos es más que uno y saben si falta uno o faltan dos; mas o menos alrededor de los 6 meses de edad, es cuando comienzan a manejar este concepto. Más adelante, hacia los 2’5 años aproximadamente, los peques son capaces de recitar los números, cuentan de manera mecánica pero desconocen la cantidad real; es decir, cuentan “1, 2, 3, 4, 5” pero no saben que 5 es más que 3 y que 2 es menos que 3. Aún tiene que pasar tiempo para que relacionen contar con cantidad.
Ya sabemos que reconocen objetos y son capaces de distinguirlos. Además, con el tiempo y su desarrollo madurativo, adquieren la capacidad clasificarlos según su forma, tamaño y/o color, siendo esta capacidad la base del razonamiento lógico. Tras descubrir la clasificación y experimentar con ella, comienzan a utilizar diferentes herramientas.
Alrededor de los 11 meses es el momento en el que los peques comienzan a utilizar herramientas, como es el caso de la cuchara, que aunque les suela costar y prefieran utilizar las manos, aprenden a utilizarla poco a poco. 8 meses mas tarde, su conocimiento de las herramientas ha avanzado, y lo utilizan relacionándolo con su capacidad de pensar, y así, de este modo, poder resolver diferentes problemas. A esta edad, también comienzan a utilizar diferentes objetos como herramientas para resolver problemas cotidianos, y a medida que van creciendo, el empleo de las diferentes herramientas va variando y siendo más sofisticados.
Finalmente, uno de los desarrollos cognitivos más complejos lo encontramos en la capacidad de entender a los demás. A los 5 meses, ya son capaces de conocer la intención de un hecho, saben que los acontecimientos están formados por secuencias y aprenden sobre la “mente” de los demás a través de sus actos, gracias a la observación de los mismos. 6 meses más tarde, saben juzgar la intención y los actos de los demás, y 7 meses después se dan cuenta que los demás pueden ver sus intenciones y anticiparse a las mismas. Éste es el momento en el que el “NO” aparece, y les cuesta comprender que no todas las personas piensan y sienten lo mismo que ellos. Poco después, aceptarán las diferencias ya que el entendimiento de que los demás puedan sentir y pensar de manera diferente ya se habrá desarrollado.
El viaje del ser humano a lo largo de 2 primeros años de vida en relación al desarrollo de su pensamiento es muy amplio. Comienzan únicamente teniendo habilidades innatas, que poco a poco irán desarrollándose. Explorar el mundo y experimentar de esa continua exploración es algo que les apasiona, además de ser una gran fuente de aprendizaje de todo lo que les rodea. Van aprendiendo con la edad para qué son los diferentes objetos y a que leyes responden; además, intentan resolver diferentes problemas lógicos a través de la experiencia. Aprenden de los demás gracias a la observación y se esfuerzan por entenderlos. Y alrededor de los 24 meses es cuando aparece la consciencia, comienzan a buscar la respuesta a preguntas como ¿Quién soy? o ¿Por qué existo?, a las cuales intentará dar respuesta a lo largo de toda su vida.
Psicología Infantil École
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